Del cultivo en Felidia a las mesas de las familias en Cali: El trabajo de EcoHuerta para conectar al alimento con los caleños

Una familia funda un proyecto que le permita a las personas en Cali conseguir alimentos orgánicos, mientras acompaña de cerca la consolidación de la agricultura biodinámica en Colombia.

En una casa grande, que tiene por muebles torres de canastas repletas de hortalizas y carnes, Isabel Lince y Luca Alessandroni reciben camiones que traen los alimentos del campo y despachan más camiones que llevan mercados a la casa de familias caleñas que valoran poder alimentarse como Ecohuerta les permite hacerlo. Para esta plataforma, que nació en 2014, la pandemia, según cuenta Isabel —directora del proyecto—, fue uno de sus momentos de más ventas.

Dentro de sus puntos diferenciales con otras plataformas agroalimentarias que ofrecen productos orgánicos, Ecohuerta resalta los aprendizajes que han tenido de proyectos homólogos en Alemania, creados bajo las banderas de la agricultura biodinámica. De esos proyectos, por ejemplo, adoptaron el sistema operativo a través del cual tienen organizada la base de datos de sus clientes, registran el historial de compras, reciben los pedidos, gestionan el armado de los mercados y construyen las rutas de repartición para que ocurran de la manera óptima posible. “Eso no nos lo ha dado un programa en Colombia. Yo creo que eso es lo que ha hecho que no tengamos competencia en esa logística”, explica Isabel.

De estas plataformas alemanas también aprendieron el valor de la agricultura biodinámica —basada en las teorías Rudolf Steiner, promueve una comprensión holística del agroecosistema, tanto en su dimensión física como energética. Como en otros sistemas agrícolas, los biodinámicos tampoco permiten el uso de insumos de síntesis química—, la cual impulsan en Colombia, a medida que se va fortaleciendo y ganando más aliados que la pongan en práctica y consuman sus alimentos. Algunos de los productos que ofrece Ecohuerta vienen de fincas que han adoptado prácticas biodinámicas en sus formas de cultivo y esperan que en el futuro puedan ser muchos más los productos en su catálogo con estas características.

Al otro lado de la labor de selección de proveedores, el acopio y la gestión de los mercados que hace Ecohuerta, están los productores de alimentos que suplen aquello que la plataforma vende. Uno de ellos es Alejandro Otero, empresario, consultor y dueño de la finca El Diamante, que produce tomates, lechugas, calabacines, cebolla, brócoli y otras hortalizas orgánicas. Ubicada en Felidia, un corregimiento rural de Cali, en la finca producen estos alimentos bajo cubierta plástica, para asegurar un mayor control de las condiciones de cultivo.

La mayoría de empleados de El Diamante son de la región. Trabajan en equipo para lograr una producción óptima, garantizando la nutrición adecuada de las plantas. Redoblaron los esfuerzos de cuidado tras haber sufrido la pérdida de un porcentaje grande de la cosecha por cuenta de la imposición de unos límites muy restrictivos a la cantidad de abono que podían utilizar, por parte de la empresa que los certificó como orgánicos, aun cuando el abono que utilizaban era también orgánico. Por este motivo ahora son escépticos de la certificación y optaron por seguir su cultivo orgánico bajo los parámetros de su equipo interno.

Los empleados de El Diamante valoran la oportunidad de cuidar las plantas. El tomate, que es la que más dedicación requiere, por el proceso de amarrarla para colgarla, deschuponarla —es decir, quitarle las ramificaciones pequeñas que le van saliendo a medida que crece y que pueden retrasar su crecimiento—, fumigar con insumos orgánicos y finalmente cosechar, lavar y empacar, es el cultivo preferido de muchos de ellos. Cuando comen de lo que ellos mismos han cultivado, dicen que sienten la diferencia con otros alimentos.

Los alimentos de El Diamante llegan cada semana a Ecohuerta, pesados, limpios y empacados según el pedido que hayan hecho los clientes a través de la plataforma. Tras recibirlos, Isabel y Luca los clasifican y empacan en las canastas de cada cliente, que luego marcan con su nombre propio y entregan a los conductores de los camiones para que el logo de El Diamante se haga realidad “Del campo a su mesa”. Ecohuerta, como plataforma, es la que hace posible ese vínculo.