noticia-selva-nevada-helados-colombia-22-07-2024 - Laboratorio de Sostenibilidad
Selva Nevada: un modelo de sostenibilidad y prosperidad para pequeños productores.
Selva Nevada, con 15 años de trayectoria en el mercado, se originó con el propósito de gestionar recursos económicos para pequeños productores que vinculan sus actividades a un manejo ambientalmente responsable. La creación de la empresa también se motivó por la convicción de que las herramientas del mercado son significativamente más efectivas que las del sector público.
La empresa produce alimentos a partir de frutos de la biodiversidad colombiana, caracterizados por dos aspectos fundamentales: son cosechados y procesados por pequeños productores y su sistema de protección contribuye a la conservación de los bosques. El objetivo principal de Selva Nevada es preservar la biodiversidad y fomentar la construcción de redes de prosperidad en las regiones.
Inicialmente, la empresa se centra en las frutas, respondiendo a las tendencias del mercado, especialmente aquellas provenientes de los bosques y que poseen importantes valores nutricionales. Estos frutos provienen de bosques naturales o de programas agroforestales que reforestan áreas previamente afectadas.
En cuanto a las redes de prosperidad desarrolladas con las comunidades, estas se denominan "fortalecimiento de la cadena de suministros sostenibles de Selva Nevada," integrando a 10 comunidades de pequeños productores que cosechan y procesan las frutas. El objetivo de Selva Nevada es diversificar los ingresos de estas comunidades, ya que las frutas que manejan tienen cosechas marcadas que ocurren entre tres a cuatro veces al año. La idea es que estas cosechas representen un ingreso adicional a la economía principal de los productores. De esta manera, tienen un modelo de negocio principal y las cosechas de los frutos para Selva Nevada se convierten en un ingreso suplementario en sus economías.
Además, se buscó aprovechar las asociaciones para establecer centros de transformación rurales y empresas de procesamiento, que han evolucionado para convertirse en puntos donde se reciben y procesan las frutas, cumpliendo con los estándares de calidad del Invima. Otro elemento crucial es la unificación de los productores para atender la demanda con volúmenes adecuados y productos homogéneos.
Para abordar la fluctuación de precios que afecta los ingresos de los productores, se establece un acuerdo comercial anual que indica un precio estable y los volúmenes a generar durante todo el año. Este acuerdo proporciona estabilidad y la posibilidad de capitalización para los productores, quienes pueden estar seguros de que su fruta será comprada, además de generar empleo en los diferentes centros de transformación.
Anualmente, se realiza un análisis participativo de la cadena productiva, desde el cultivo y los centros de transformación, hasta que el producto llega a Selva Nevada y al usuario final. Se evalúan aspectos como el estado de las cosechas, las pérdidas de productos y utilidades, y los volúmenes generados. Esto permite establecer el acuerdo comercial y el plan de mejora de la cadena para aumentar su competitividad.
Sin embargo, Selva Nevada enfrenta varias barreras para la producción y comercialización adecuadas debido al abandono institucional del sector rural, lo que se traduce en la falta de bienes y servicios públicos en las regiones. La necesidad de agua potable para la producción de fruta es un desafío, ya que este servicio no está disponible en todo el territorio nacional. Los costos de la energía en diferentes regiones son elevados y el servicio en muchas áreas es de mala calidad, lo que afecta tanto la producción como el mantenimiento de la maquinaria e instalaciones. La conectividad es otro problema significativo; en algunas regiones del país es imposible la conexión celular y el acceso a internet. La deficiente infraestructura vial también representa un obstáculo considerable para este modelo de negocio.
En el ámbito de la biodiversidad, Selva Nevada enfrenta dos barreras fundamentales. La legislación en el país es en algunos casos inequitativa, y la falta de conciencia entre los colombianos sobre la biodiversidad y su potencial productivo es notable. Es necesaria una apuesta decidida por parte del gobierno para promover el consumo local, lo que contribuiría a la dinámica económica de las comunidades.