La Canasta: Una plataforma basada en la comunidad y en la confianza

Esta plataforma reúne a agricultores y transformadores en un proyecto participativo para conectar sus alimentos agroecológicos con las familias en Bogotá y sus alrededores que buscan alimentos limpios y justos. 

El interés de trabajar por visibilizar y promover la cadena de alimentos agroecológicos derivó hace más de 12 años en La Canasta, una organización colaborativa que hoy reúne a una red de 60 familias de pequeños agricultores y 20 familias que transforman el alimento, quienes han encontrado en este proyecto una plataforma para conectarse de manera justa con consumidores de los alimentos que producen. La comercialización de La Canasta ocurre de manera virtual. Cada semana entregan en promedio 120 mercados a familias, mercados y restaurantes que han encontrado en su propuesta una manera de abastecerse de alimentos de calidad, que cuidan de su salud y son producidos en una cadena de valor digna para todas las partes involucradas 

Cada semana reciben los alimentos entre el lunes en la noche y el martes en la tarde en su bodega de Barrios Unidos, en Bogotá. En la mayoría de los casos la plataforma se encarga del transporte de los productos de las fincas a Bogotá, alivianando así esta carga, que es uno de los aspectos más engorrosos, costosos y difíciles para los pequeños agricultores. Tras recibirlos, el equipo de La Canasta pesa, porciona y empaca los mercados. El modelo al que la plataforma apunta es tener clientes recurrentes y todos los mercados los empacan en cajas de cartón que tienen el nombre de las personas que reciben y son reutilizadas, para disminuir el uso de recursos. Los miércoles varias rutas recogen y entregan en Bogotá y otros municipios cercanos. 

La red de agricultores y transformadores que compone La Canasta se reúne cada año en una asamblea que, según Marianne Torres, gestora de la plataforma, es el órgano de gobernanza colectiva más importante. En estos encuentros definen el rumbo anual con decisiones tan importantes como la definición del aumento del precio de los alimentos. De esta manera garantizan un proyecto colectivo que prescinde de las jerarquías para privilegiar una organización en la que la voz de todas las personas involucradas goza de igual legitimidad. 

Dentro de esta asamblea participa Anais Muñoz, campesina agricultora de Bogotá Rural en la zona de Usme-Sumapaz. Con una amplia trayectoria y reconocimiento dentro de la agroecología, esta lideresa siembra hortalizas y frutas para La Canasta, principalmente fresas que son su producto estrella. En su finca familiar Anais recupera semillas, asocia plantas para aprovechar la alelopatía como mecanismo de cuidado de sus cultivos, prepara bioinsumos para la aplicación en su huerta, composta los residuos e incorpora animales como las gallinas y las vacas que complementan el sistema agroecológico. 

Pero Anais, además de cultivar, es también una lideresa del territorio. Hace trabajo de pedagogía y asociatividad para el fortalecimiento comunitario. Algunas de sus causas son con la promoción de nuevos liderazgos femeninos en su vereda e incentivar la transición hacia la agroecología. La finca familiar ha sido también espacio de reunión para la red de agricultores de La Canasta, encuentros que funcionan como espacios de creación de comunidad, formación e intercambio de saberes. 

El fortalecimiento de esta red, a partir de espacios como los que Anais ha anfitrionado, ha sido la oportunidad para que La Canasta ponga en marcha uno de sus proyectos más recientes: la actualización del Sistema Participativo de Garantías (SPG), un proceso que promueve la definición y práctica de condiciones y requisitos de producción concertados colectivamente entre todas las partes de la cadena de valor. En este caso se enfoca en la producción agroecológica y su propósito es generar una certificación participativa basada en la confianza que garantice que esas condiciones se cumplen. Esta actualización del SPG, como alternativa participativa a otras certificaciones, pretende refundar esas condiciones concertadas en colectivo para fortalecer el proceso, reforzar el acompañamiento a los pequeños agricultores y garantizar condiciones óptimas de calidad de los alimentos. De esta manera, este certificado basado en la confianza de quienes participan en la cadena de valor, permite renovar las condiciones de cuidado transversales que La Canasta promueve en toda la cadena de valor de los alimentos agroecológicos.