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El papel del sector Empresarial para el manejo y ahorro del agua.

Con relación a las restricciones del servicio de agua en la ciudad de Bogotá surge una pregunta: ¿se está cumpliendo la meta global planteada para el 2030 en la que se establece agua para todos?

Con el bajo nivel de los embalses, no solo en Bogotá sino en todo el territorio nacional, es hora de hacer reflexiones claras sobre el uso que las personas le dan al recurso hídrico, cómo los gobiernos están fortaleciendo políticas para su protección y cómo las empresas desarrollan prácticas para combatir el consumo excesivo, la escasez y la contaminación de este líquido vital.

Uno de los mayores retos aborda el cómo el sector empresarial e industrial puede orientar estrategias que ahorren hasta en un 50% el uso del agua potable. Por ejemplo, transformar las aguas grises es una de las estrategias que se deben fortalecer en las empresas, pues en la actualidad generan mucho desperdicio de agua.

¿Hay empresas conscientes de reducir el consumo excesivo del agua?

En una entrevista dada al diario La República, el gerente de sostenibilidad de L'Oréal Groupe Latinoamérica expresó el compromiso que tiene este grupo empresarial para disminuir en un 60% el uso del agua en sus productos, meta planteada para el 2030.

Las estrategias del sector empresarial para reducir el uso de agua deben incluso fortalecerse en tiempos de escasez, y es ahí donde también se debe fortalecer la colaboración con los gobiernos locales, regionales y nacionales, para buscar nuevas estrategias que incentiven hábitos que reduzcan el consumo y aumenten la inversión para la aplicación de tecnologías eficaces en la atención de esta problemática. Pinto, Karen (2024) Las estrategias de las empresas para ahorrar agua y luz ante el fenómeno de El Niño https://www.larepublica.co/responsabilidad-social/las-estrategias-de-las-empresas-para-ahorrar-agua-y-luz-ante-el-fenomeno-de-el-nino-3802256

Actividades sobre el manejo del agua en las empresas

El World Business Council For Sustainable Development (WBCSD) en su reporte Business Guide to Circular Water Management: Spotlight on Reduce, Reuse and Recycle (p. 6) establece cinco herramientas importantes conocidas como las 5R, y que contribuyen a los planes o estrategias para el manejo del agua en las empresas

  1.  Reducir: encontrar cualquier actividad empresarial que genere pérdidas de agua e incrementar la eficiencia de su uso disminuyendo el consumo
  2.  Reusar: reusar agua con poco tratamiento para procesos que lo necesiten
  3. Reciclar: utilizar desechos de agua que pueden servir para otros procesos sin que esto se vean afectados
  4. Restaurar: hay procesos empresariales que permiten devolver el agua con buena calidad al lugar donde fue extraída
  5. Recuperar: utilizar recursos como por ejemplo los de agua residuales y ponerlos en uso

No significa que todas las empresas deban cumplir con el uso de las 5R, pero en sus procesos de producción y de servicios alguno de estos cinco puntos debe estar incluido en sus estrategias de protección del agua. La tarea es una mayor concientización en todo el sector empresarial sobre el uso del recurso hídrico, aplicando estrategias como éstas o innovando en otras que permitan un ahorro entre el 30 al 40%.

Las estrategias deben ir más allá de las empresas 

Para muchos sectores como el empresarial, se ha desvirtuado la idea sobre quiénes consumen o desperdician más el recurso hídrico. Según datos de la ONU, a nivel global la industria utiliza el 22% de éste, el uso personal representa el 8%, mientras que la agricultura genera el 70% del consumo del agua. Esto quiere decir que el sector empresarial de servicios, industria o agrícola, son responsables del mayor uso que se le da a este recurso vital y por ende deben exigirse mucho más en la implementación de estrategias que mitiguen el uso excesivo de este recurso natural.

Lo que sí es claro, es que la responsabilidad de las empresas debe ir más allá de generar estrategias de protección del agua en sus procesos productivos:

  •  Deben incentivar a sus colaboradores para que desde sus hogares generen hábitos para mitigar el consumo del agua
  •  Capacitar, generar incentivos y promover campañas en la sociedad civil, es una tarea que debe desarrollar empresas, gobiernos y de líderes sociales  

Monitoreo y auditoría, necesarios para establecer riesgos y posibles soluciones

Las empresas deben involucrar a la sociedad civil, para que entiendan la responsabilidad que tienen en este contexto, pues deben ser más participativos en el monitoreo y la implementación de veedurías para controlar la gestión que hacen las empresas sobre el agua.

Para terminar sobre la relación que tienen las empresas, la sociedad civil y los gobiernos en la protección del agua, está la búsqueda de aplicar nuevas políticas y normativas que incluso estén acordes a estándares internacionales. Esto para garantizar la eficiencia y transparencia de estos sectores con el uso del agua.

Será fundamental que se establezcan sistemas de evaluación de desempeño, para así determinar cómo empresas prestadoras del servicio, el sector empresarial con relación a la gestión del agua y los gobiernos, establecen procesos de auditoría que generen datos importantes sobre lo que se está haciendo y los posibles riesgos a los que estamos incurriendo por la forma en la que usamos el recurso de la vida.

Una mirada general a la situación de Bogotá

Un ejemplo de cómo debe fortalecerse el monitoreo y control es la situación actual de la ciudad de Bogotá. El territorio ha tenido profundas transformaciones que han ido en detrimento de la salud ecosistémica de la ciudad. En menos de cuarenta años, los humedales han pasado de un área de casi 50.000 hectáreas a menos de 700, lo que ha puesto en riesgo la regulación hídrica de la capital.

En el último informe presentado por el Laboratorio de Sostenibilidad Empresarial de la Pontificia Universidad Javeriana ''Cambio Climático en Bogotá: Trayectorias, Avances y Retos” se habla como el sistema hídrico de la ciudad enfrentará posibles problemas a causa del cambio climático y el aumento de las temperaturas.

El 70 % de los habitantes de Bogotá se proveen del agua del sistema Chingaza, que no es parte de la cuenca del Río Bogotá, sino de un trasvase de la cuenca abastecedora del Río Orinoco (diferente de la que sostiene físicamente a la ciudad y ejemplo de la extensión de las presiones de la ciudad en las regiones vecinas). Por otra parte, el ciclo hidrológico que surte a la ciudad está en riesgo ya que depende de las condiciones climáticas: la dinámica de vientos de Zona de Interconfluencia Tropical —que define la dinámica pluvial de la ciudad y que pude ser muy afectada por el cambio climático— y el movimiento de masas de aire cargadas de agua provenientes de la Amazonía —afectadas por los procesos de deforestación de la selva— (Arroyo Narváez, 2017; Bolaños Silva & Díaz-Manzano D., 2008; Cresso et al., 2020; Montoya Domínguez, 2016). Sumado a esto, Cresso et al. (2020) proyectan que entre 2041 y 2060 el área de superficie del Páramo Chingaza podría reducirse entre un 13% hasta un 52%, complicando el abastecimiento en temporadas climáticas como las actuales.

El crecimiento poblacional e industrial de la ciudad ha estado acompañado de presiones a los ecosistemas que la sustentan, lo que ha originado pérdida de la biodiversidad y la contaminación de las fuentes hídricas, aumentando su extensión de impactos en el ámbito regional. La ciudad se ha vuelto profundamente dependiente y vulnerable con riesgos en el abastecimiento de agua, alimentos y susceptible a diferentes fenómenos de inundación, deslizamiento, incendios, islas de calor y otros que ya ocurren sin la influencia del cambio climático (Díaz Álvarez, 2011).

Es por esto y ante la situación actual, hacer un llamado urgente a los gobiernos locales, las empresas y el sector académico; a generar un plan urgente, un pacto institucional que se ponga en marcha en el menor tiempo posible y evite a futuro un endurecimiento de la escasez a causa de los fenómenos climáticos como respuesta natural al accionar humano.